miércoles, 2 de mayo de 2007

En casa de los Al-Shater

La família Al-Shater vive un piso espacioso en Nasr City, uno de los barrios acomodados de la periferia del Cairo. El padre, Khairat al-Shater, de 57 años, está considerado como el número tres de los Hermanos Musulmanes y algo así como el cerebro financiero del veterano movimiento islamista egipcio. Es uno de los 40 miembros de los HM detenidos en la última oleada de arrestos que ha sido enviado a la justicia militar, acusados de pertenecer a un grupo prohibido y financiar el terrorismo.

El pasado 14 de diciembre, a las tres de la madrugada, la policía egipcia interrumpió en su casa, y simultáneamente en el piso de abajo, donde vive su hija mayor, Zahraa, de 29 años, casada con el ingeniero Ayman Abdul Ghany, de 43 años, coordinador del departamento de estudiantes de los HM. La detención -y la de otros altos responsables de los HM y más de un centenar de estudiantes- tuvo lugar poco después de que estudiantes islamista se manifestaran ataviados con máscaras y en un estilo paramilitar en el campus de la Universidad de Al Azhar, en el Cairo.

Era una visita temida, o al menos no del todo inesperada. La familia ya está curada de espantos. Khairat al-Shater había sido detenido antes en innumerables ocasiones y pasó cinco años en la cárcel, entre 1995 y 2000. Zahraa cuenta que Ayman, por su parte, ha sido arrestado hasta ocho veces. "De hecho, una cuarta parte de nuestro matrimonio lo ha pasado entre rejas", dice en un inglés impecable. La policía llamó a golpes, entró en los dos apartamentos, requisó todos los ordenadores -incluso los de los niños- y se llevó a los dos hombres.

Tras un mes en prisión, un tribunal criminal consideró el 20 de enero pasado que no había pruebas para procesarlos y ordenó su puesta en libertad, pero aún así fueron mantenidos en cautividad y tranferidos a la justicia militar. En febrero, un juez ordenó congelar sus bienes, lo que se interpretó como un intento de debilitar financiaramente al grupo. La familia Al-Shater -el padre es un importante hombre de negocios- vive ahora de la herencia del abuelo materno.

Zahraa y su madre me acogieron ayer en su casa. Era el 1 de mayo, y la mayor de los Al-Shater no tenía que acudir a su trabajo, relacionado con el mundo de la enseñanza. Tampoco tenían colegio sus cuatro hijos. Estaban también dos de sus hermanas, una a punto de casarse, la otra preparándose para entrar en la Universidad. Conocí y entrevisté también a Saad, de 17 años, que ha abierto con el apoyo de sus hermanos un blog en defensa de su padre, así como Free Ana Ikhwan que pide la liberación de Abdel Moneim Mahmoud, el periodista y bloguer de los HM detenido hace unas semanas. Su blog Ana Ikwhan (Soy un hermano), me contó Saad, está siendo actualizado por sus amigos.

El blog de Saad no es el único que han abierto los hijos de los militantes islamistas detenidos. Hay otros, como el de Khadija Malek, hija de Malek Hassan, estudiante de literatura de 21 años. Zahraa me contó que su hija mayor, Sara, de unos nueve años, suele echar una ojeada ella sola a todos los blogs cuando llega a casa. Está pendiente de la suerte de su padre y de su abuelo, así como de otros detenidos, muchos amigos y parientes.

La ansiedad con que los niños han vivido y viven los arrestos de sus padres -testigos mudos de las redadas nocturnas- y las visitas a la prisión es uno de los motivos de la iniciativa "Children for Freedom" que ha puesto en marcha Zahraa. "Son niños traumatizados, que una noche vieron como la policía irrumpía en su casa y se llevaba a sus seres queridos y se preguntan el por qué de lo que está pasando", explica. "Los detenidos no son criminales, son gente de bien que trabaja en favor de la sociedad".

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