He estado siguiendo con mucho interés la campaña que han puesto en marcha un grupo reducido de mujeres activistas sauditas para exigir el derecho a conducir. Todo empezó el mes pasado, cuando la llamada "Liga de Solicitantes del Derecho de las Mujeres a Conducir Coches" recogieron más de un millar de firmas y se las mandaron el 23 de setiembre, día de la fiesta nacional del país, al rey Abdalá. Así reza el texto de la petición:
Me puse en contacto con la campaña a través de la misma dirección de hotmail que se usó para recoger las firmas. Me interesaba saber, particularmente, cómo habría funcionado la campaña sin email (¿habría sido simplemente posible?). Me contestó una de sus dirigentes, Wajeha al-Huwaider, conocida activista, periodista y feminista saudí. Aquí está el discurso que pronunció en 2004 antre el International Pen, tras recibir el Novib-Pen-Award. "Controlate ésto y no tendrás problemas", he leído que le dijo (señalándole la boca) un agente de la inteligencia saudí en una de las ocasiones en la que ha sido interrogada.
Wajeha es una mujer con coraje. Desde el 2003, tiene prohibido publicar en la prensa saudí porque es incapaz de callarse la boca acerca de la situación de las mujeres en el reino. El 4 de agosto del 2006, coincidiendo con el primer aniversario de la entronización del rey Abdala, llevó a cabo una manfestación en solitario, cuando se plantó en el puente que enlaza Arabia Saudí y Bahrein con un cartel colgado que decía:"¡Dad a las mujeres sus derechos!". La detuvieron durante unas horas y sólo la dejaron en libertad cuando su hermano fue a recogerla. "Las leyes saudíes no permiten a las mujeres ser responsables de sus actos. Sólo cuando llegó mi hermano, que es unos cuantos años más joven que yo, estuvieron de acuerdo en liberarme", explicó tras el suceso. Para salir, tuvo que firmar un escrito en el que se comprometía a dejar de escribir artículos, organizar protestas y comunicarse con organizaciones internacionales y prensa extranjera.
La campaña que ahora lidera ha obtenido bastante atención internacional, pero poca en casa. Desde que la escribí, me ha mantenido informada por mail de los artículos que ha suscitado. Entre ellos, me ha mandado uno publicado en la Saudi Gazette, el 3 de noviembre, que recoge unas declaraciones recientes del príncipe Saud al-Faisal (titular de Exteriores), que aseguró que la prohibición de conducir no es algo que deba decidir el gobierno sino las familias. El artículo cuenta como Waheja y Fozya al-Ayouni, también activista, aprovecharon la oportunidad y se presentaron en el departamento de tráfico de Damman, donde viven, para solicitar el carnet de conducir. No les permitieron entrar pero las dos mujeres no se dejaron amedrentar y pidieron que el responsable del departamento saliera a la entrada a hablar con ellas. Se negó, diciendo que "estaba reunido", pero mandó en cambio a su oficial de Asuntos Religiosos (!), un tal Abu Fat-hi. Cuando las dos mujeres le preguntaron por qué no podían pedir la licencia, Abu Fat-hi dijo que el departamento no había recibido un informe sobre la cuestión y que eso está en manos del Emir de la región. Cuando preguntaron por las normas para solicitar licencias al funcionario de turno, les preguntaron por la edad del conductor. "Le dije, te refieres a mi edad. Soy yo la solicitante", contestó Oyuni. "En estado de choc", acaba la nota del periódico, "el funcionario dijo que no se gestionan licencias para las mujeres".
Estoy esperando todavía que Waheja me conteste por mail el cuestionario que le mandé. De momento, sólo ha respondido a una de las preguntas que le hice, si tenía un blog:
- No, ¿puedes tú ayudarme a abrir uno?
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