domingo, 1 de abril de 2007

Karim Amer (I)

Cairo. Jueves 25 de enero, 5.30 de la mañana.

Todavía es de noche en el Cairo y espero en la plaza Lebanon, en el barrio de Mohandissen, a los abogados del bloguer Karim Amer, que está siendo juzgado en un tribunal de Alejandría. Me refugio en la entrada de un café, uno de esos que sorprendentemente no cierran en todo el día. El muezín de una mezquita cercana llama a la oración, es la primera de las cinco de cada jornada. El sonido de su voz -amplicado por un potente altavoz- rompe la tranquilidad de la noche. Pasan pocos coches, aun tratándose de un cruce de comunicaciones de salida del Cairo, y hay poca gente, tan sólo un padre y su hijo, vendedores de periódicos, y el camarero del bar, que me ofrece un te caliente. Hace un invierno inusualmente frío.

Sally Sami, miembro de la ONG HRinfo, llega la primera en su coche. Rawda Ahmed, abogada de HRinfo, y el veterano abogado Ahmed Seif, del Hisham Mubarak Law Center, llegan un poco más tarde en taxi. Nos acomodamos en el coche y partimos rumbo a Alejandría. Son dos horas y media de viaje, que los abogados utilizan para acabar de preparar su caso. La estrategia es basarse en cuestiones técnicas y argumentar que los delitos de Internet son nuevos en Egipto y no están contemplados en el Código Penal. Esperan que el juez acepte retrasar la sentencia, que debería hacerse pública hoy. La pena máxima, nueve años de prisión, una eternidad para un joven de 22 años.

El caso de Karim Amer no es fácil. Es el primer bloguer egipcio en ser detenido y juzgado en Egipto exclusivamente por sus escritos. Estudiante de leyes en la universidad de Al Azhar, la cuna del Islam sunita, Abdelkarim Nabil Suleiman, su nombre completo, abrió su blog hace un par de años y empezó a escribir sobre lo que le importaba. En su caso, la religión, las relaciones entre cristianos y musulmanes, los derechos humanos y de las mujeres. "I am down to earth Law student; I look forward to help humanity against all form of discriminations. I am currently studying Law in Al Azhar University. I am looking forward to open up my own human rights activists Law firm, which will include other lawyers who share the same views. Our main goal is to defend the rights of Muslim and Arabic women against all form of discrimination and to stop violent crimes committed on a daily basis in these countries", escribió en inglés en la presentación del autor que incluyen todos los blogs. Cuentan sus amigos que escribió siempre en un cibercafé situado cerca de su casa y que tuvo la osadía de imprimir allí mismo algunos de sus escritos y repartir las fotocopias por el barrio.

Escribió, por ejemplo, sobre los conflictos sectarios que vivió Alejandría el año pasado, y responsabilizó a los líderes musulmanes de las muertes de cristianos. Anunció en otoño pasado que finalmente había encontrado el valor para no cumplir con el ayuno del Ramadán y cargó contra el conservadurismo de Al Azhar. Fue detenido por primera vez en octubre del 2005, pero salió en libertad tras 12 días entre rejas. Al Azhar ("la universidad del terrorismo") lo expulsó en enero del 2006 y promovió más tarde que fuera arrestado en noviembre y, esta vez, procesado. Los cargos que presentó la fiscalía en contra suya: insultar al Islam y difamar al presidente Hosni Mubarak, incitar al oido al Islam, distribuir información maliciosa para desestabilizar el régimen y difundir información que perjudica la reputación de Egipto.

Rawda y Ahmed Seif no son optimistas. Dentro del coche, explican que Karim no es un "cliente" fácil. El juez le propuso la libertad a cambio que se retractara, pero Karim insistió en sus principios. Karim parece haber cometido uno de los pecados capitales aquí: condenar los líderes musulmanes y abogar por el laicismo. "Es un tema muy delicado", insiste Seif, un veterano activista y padre él mismo de uno de los ciberactivistas más conocidos del país, Alaa Seif. "Todo dependerá también de los sentimientos personales del juez. La Constitución garantiza el derecho básico a la libertad de expresión y de fe, pero concede a los jueces la posibilidad de juzgar según sus creencias, y el juez será un musulmán". Karim, añade, no ofendió los pilares del Islam, sinó que mostró su desacuerdo con algunas actitudes.

LLegamos al tribunal de Alejandría a las 9.30 de la mañana en punto, después de perdernos por la ciudad. Nadie parece estar nervioso ni tener prisa. Luego me entero que el tribunal abre sus puertas a las 9 de la mañana y debe juzgar hasta 186 casos de ahí a las 2 del mediodía. Una vez allí, sabremos que el turno de Karim es a la 1. Él todavía no ha llegado, pero unos cuantos encausados esperan que les toque su caso tras una jaula enrejada dentro de la sala. Familiares y curiosos se agolpan en los pasillos. Cada dos por tres pasa un camarero repartiendo vasos de te.

LLega el abogado Mohamed Bayumi, en representación de la Asociación para la Ayuda Legal a los Derechos Humanos (AHRLA), y se encierra en el cuartito dedicado a las fotocopias con sus colegas. Tampoco es optimista. Explica que la familia de Karim es musulmana extremista. "Cuando veas a su hermano, fíjate en la barba", comenta. "No lo han visitado, sólo vino un día su hermano a ver qué pasaba y nos contó que su familia está avergonzada y en contra suyo. Esto no nos va a ayudar". Su relato confirma el de Dalia Ziada, activista de derechos humanos, bloguer y amiga de Karim: "Karim es hijo de una familia integrista, por eso quizá la virulencia con la que escribe sobre el Islam. Para que te hagas una idea, jamás ha visto el rostro de su cuñada, que se lo cubre incluso dentro de casa con un niqab".

Algunos bloguers egipcios se han dado cita en la vista, en señal de apoyo a Karim. El primero en llegar es Mahmud, alejandrino de 22 años y estudiante de Ingeniería. Abrió su blog hace un par de años y lo dedicó a escribir sobre asuntos sociales, "hechos relacionados con la gente". Ha seguido la detención y el proceso de muy cerca y ha visitado en un par de ocasiones a Karim en la prisión y le ha llevado comida, a pesar de que antes no lo conocía. Durante una de las visitas, Karim le entregó algunos escritos, que colgó en su blog y mandó a freekareem, la plataforma online que pide su liberación.

Mahmoud es simpatizante de Al Wasat, la plataforma islamista moderada que fundaron hace unos años miembros disidentes de los Hermanos Musulmanes con la voluntad de convertirlo en un partido alternativo. No comparte en absoluto los puntos de vista de Karim, pero defiende su derechos a opinar. "Se puede decir ahora que estoy haciendo política, pero es que este es el primer caso en que un bloguer es juzgado, y si lo condenan otros jueces lo pueden utilizar como precedente. Para mi, sin embargo, lo que está en cuestión es el derecho a decir lo que quieras", afirma.

Más tarde aparecen Sandmonkey y Shahimaz, que han cogido el primer tren de la mañana que salía del Cairo. Shahimaz, amiga de Karim, está especialmente afectada. "Quiero que lo dejen libre, quiero que lo dejen libre", repite en un par de ocasiones, al borde el llanto. Luego, durante la vista, se sentará cerca de la jaula, y mirará fijamente a Karim, con la esperanza de infundirle un poco de ánimos. "Estoy muy triste", confiesa. "Querían que se disculpara, que cambiara de ideas, pero no quiso. Mandaron una carta a sus padres, diciendo que había insultado al jeque de Al Azhar. Lo expulsaron de la universidad y no le dieron su expediente, con lo que no pudo seguir estudiando. Tampoco le querían dar el pasaporte. Fue muy duro, no podía hacer nada, sólo escribir en su blog".

La vista encierra sorpresas. Un abogado de frondosa barba, Mohammed Dawoud, se presenta de improviso como acusación particular, contra Karim y contra los abogados que le representan. Explica que trabaja por su cuenta, buscando en los juzgados casos en los que la buena reputación del Islam esté en juego. Karim es apetecible. Un mes después, cuando el juez lo acabe condenando a 4 años de prisión, habrá quien se sienta decepcionado porque no haya sido condenado a muerte.

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