El nombre no es mío, es el lema de una campaña que Amnistía Internacional lanzó hace unos meses para luchar contra la censura en Internet. Irrepressibles, que traduzco por irreprimibles, pero que podría ser también indomables. Ambas me gustan, ambas podrían ser apropiadas.
Desde que llegué al Cairo, hace ya casi tres años, he estado leyendo blogs, informándome en blogs, buscando información sobre blogs, escribiendo sobre blogs y entrevistando a bloguers, ya sea personalmente o a través de email. No eran tantos en Egipto cuando aterricé en el 2004, ahora se cuentan a miles. Pioneros tal vez de la blogosfera árabe, quizá los más activos, los bloguers egipcios constituyen una fuerza nada despreciable de los heterogéneos movimientos de lucha contra el régimen de Hosni Mubarak a la vez que ofrecen una imagen representativa de la juventud (educada?) de este país. Blogs de izquierda, blogs liberales, blogs islamistas, blogs personales, blogs culturales... hay de todo un poco, aunque mi trabajo se ha centrado mayoritariamente en los que son activos política y socialmente.
Lo más maravilloso de todo ello, subrayaban algunos, es la facilidad con la que se puede abrir un blog y de ahí que hayan proliferado como setas. Es rápido, es gratuito y es sencillo. Basta de hecho con tener un ordenador y una conexión a Internet, o con tener un cibercafé no lejos de casa. Pero no es lo mismo saberlo que probarlo. Lo intenté el año pasado, y sí, fue fácil. Me considero hasta cierto punto analfabeta informáticamente hablando, así que si yo lo conseguí la tecnología blog está al alcance de cualquiera. Sigo teniendo algunos problemas técnicos, pero fui en seguida capaz de utilizar las herramientas básicas: colgar textos, fotos y enlaces, suficiente para ir tirando. Abrí primero un blog familiar, un auténtico diario online de nuestra vida en Egipto, con vocación de hacer historia para la posteridad (cuando los niños crezcan...) y de contar a nuestros amigos y parientes nuestras aventuras y desventuras en la tierra de los faraones (o del Faraón si nos referimos a Mubarak). Lo abrí sólo para lectores invitados, aún a sabiendas de que eso traiciona la esencia misma de los blogs, pero me sentí incapaz de ventilar nuestra vida en público... sentido del ridículo, quizá.
La experiencia me enseñó, sin embargo, que los blogs son herramientas prodigiosas para archivar y organizar la información. Adiós a los papeles, fotocopias y libretas de notas. También que son muy adictivos, y que consumen un montón de horas. Por ello, suelen ser espontáneos y francos: no hay tiempo para pensarse dos veces lo que uno escribe, o para editarlo, pulirlo y autocensurarlo. No importa quién lo lea, mientras alguien lo lea. Tan importantes son las entradas que escriben los autores, como los comentarios que escriben los lectores.
A lo largo de este tiempo, he acumulado mucha información, de entrevistas y de anécdotas relacionades sobre todo en la blogosfera egipcia, pero también árabe. Incapaz de colocar más reportajes sobre este tema en ningún periódico, se me ocurrió que podría dar para algo más. De entrada, compramos una cámara de video hace unos meses, con la que me dedico en mis ratos libres a entrevistar y entrevistar y seguir siempre que me da tiempo las andaduras de los bloguers y activistas egipcios.
¿Podría ser también una historia interesante para un libro? Quizá, aunque queda mucho trabajo por hacer... Me lo sugirió esta Navidad Gabriel Jaraba y le conté la idea a un amigo, Josep, metido en el mundo editorial. Le interesó y me animó a seguir en ello: elabora un sumario, una introducción, escribe un par de capítulos, propuso. En fin, no es tan fácil como pensaba, no tengo tanto tiempo como quisiera, no soy tan organizada como debiera... Se me ocurrió hace un par de día abrir un blog para hablar de blogs, para elucubrar, explicar, guardar, organizar, trabajar más en ello, no perder la memoria... quizá me lleve a alguna parte, inshal·lah.
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