Uno de los más conocidos bloguers egipcios, Sandmonkey, tiró ayer la toalla y escribió su último post, "done". Sam Adams, el pseudónimo con el que ha estado escribiendo Rantings of a Sandmonkey durante más de dos años, menciona razones de seguridad y el acoso de las fuerzas de seguridad, especialmente tras participar en las manifestaciones contra el referéndum constitucional que se celebró el pasado 26 de marzo. "Ya no creo que se pueda mantener mi anonimato, especialmente cuando hay agentes de seguridad agazapados por mi calle preguntando por mí", escribe. "Me tomó un tiempo darme cuenta del miedo que ha estado dominando nuestra pequeña blogosfera y comprender qué significa realmente. Las perspectivas de que la situación mejore, para decirlo de una manera suave, parecen más bien siniestras. Fui un modelo de precaución, y creyendo que era invencible al conseguir no ser arrestado durante los dos últimos años y medio, me he vuelto imprudente. Estúpido Monkey. Estúpido!", añade.
Sam se despide con un amargo análisis del estado de la blogosfera egipcia, casi a modo de epitafio, sobre el que querría preguntarle con más calma. "Uno tiene que preguntarse en algún momento sobre la futilidad de ser un guerrero del teclado en un país en el que nada parece importarle a nadie", dice. Su post, como tantos otros, ha generado un movimiento de comentarios muy abultado: más de 200, muchos llegados de otras partes del mundo.
Sam tiene 27 años y fue uno de los primeros bloguers que entrevisté, allá en 2005, y uno con los que he mantenido más contacto. Sarcástico hasta la médula, ágil y rápido escribiendo, lúcido en sus análisis, excesivo a veces, temerario otras, parece tener el don de la ubicuidad y está siempre en todas partes: juicios y manifestaciones. Su blog recibe un montón de visitas, muchas desde los Estados Unidos, país en el que estudió durante unos años. Cuando lo conocí, era tan sólo un bloguer, crítico con el régimen de Mubárak, controvertido por sus posiciones proamericanas, pro ocupación de Irak y su antiislamismo. Con el tiempo se convirtió en un ciberactivista. Tras la condena de Karim Amer y la detención de distintos de sus colegas, la presión quizá ha sido demasiado grande. "Conservo mi anonimato para no perjudicar a mi familia", me contó hace dos años.
(Tomo la foto del blog de Sam, tomada durante la celebración de su segundo aniversario blogueando, el 23 de diciembre pasado)
2 de mayo: Sandmonkey puntualiza...
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