martes, 3 de abril de 2007

Testimonio de Imad el Kabir

2 de abril. 9.30 de la mañana. Palacio de Justicia del Cairo. Tribunal número 2 de los Penal. Segunda vista del juicio contra los oficiales de policía Islam Nabih y Reda Fathi, a los que Imad al Kabir identificó como los autores de las torturas y abusos sexuales de que fue víctima en enero del año pasado en una comisaría del barrio cairota Bulaq Dakrur. El Kabir declarará hoy primera vez, tras salir el viernes de la cárcel, donde ha pasado tres meses condenado por resistencia a la autoridad. No es el primer juicio por torturas, pero sí el que más expectación ha causado: los policías grabaron con la cámara de un móvil las vejaciones y las imágenes acabaron en youtube, en numerosos blogs y en la prensa. Aunque en la grabación sólo se les ve los pies, sus voces son muy audibles.

Llegó pronto y todavía no pasa nada. A medida que corre el tiempo, la sala se va llenando. Otros procesados esperan entre rejas que se vea su causa. La "jaula" en donde aguardan se va llenando hasta los topes, hay decenas de hombres y un par de mujeres, todos vestidos de blanco. Son presos "ordinarios", han llegado en grupos, cruzando el gran hall en filas, custodiados por policías y con las manos esposadas. Unas cuantas mujeres -y niños- los esperaban y se han acercado corriendo para poder decirles algunas palabras. Hay un cierto dramatismo en estas escenas familiares. Muchos de los que aguardan van vestidos con galabeyas y turbantes, gente sencilla, del campo?

Los egipcios saben que aquí el tiempo es dúctil y la justicia, lenta. Sin prisas van llegando televisiones y fotógrafos, y también Hossam Bahgat, director de la organización Iniciativa Egipcia para los Derechos Individuales. Viene como observador y piensa que si los dos policías son finalmente condenados, el caso sentará precedente. Hacia las 11, aparecen unos cuantos bloguers, entre ellos Gemy Hood y su novia, R. Durante toda la vista, escucharán y sacarán imágenes del juicio, que luego colgarán en sus blogs. Vale la pensa seguir la jornada en la entrada que escribe Gemy más tarde, en árabe, documentada con vídeos y fotos (la que cuelgo es suya).

El movimiento de cámaras indica que algo pasa. Primero llega Imad el Kabir, con su abogado, Nasser Amín. Alud de focos y cámaras, y mucho revuelo, que aguanta con el estoicismo a prueba de bombas de que dará muestras a lo largo de toda la vista. ("Vaya campeón", comentará Jorge, un colega de Efe, cuando concluya la jornada). Luego aparecen los dos policías encausados, de nuevo sin el mono blanco. Entran en la "jaula" y van sorteando a los otros presos, hasta situarse al final. Nabih habla con alguien y sonríe. La actitud es de desinterés, de aquí no pasa nada.

La declaración de Imad el Kabir es larga -¿casi tres horas?- y perturbadora. Rompe en llanto un par de veces, cuando explica con detalle los abusos, y responde con paciencia y educación las preguntas del juez y a las pullas del abogado de la defensa, Said Gamil, cuando éste le interroga. No entiendo el árabe, sólo palabras sueltas, pero sigo sus emociones por los vaivenes y los quiebros de su voz. La audiencia escucha en silencio. "Me pusieron con la espalda en el suelo, me quitaron los pantalones, me hicieron levantar las piernas y me ataron los pies en una barra de madera", relata. "Intentaron hundirme un bastón en el culo, y me obligaron a gritar obscenidades contra mí y mi familia. Repetí las palabras, y entonces me lanzaron agua y me ordenaron que corriera como un caballo, pero me dolían los pies demasiado".

Said Gamil no le ahorra nada. Pone en cuestión su testimonio y le pregunta repetidamente por el tamaño de la vara. Su estrategia consiste en intentar demostrar que el video está fabricado y en descalificar al experto que dictaminó que las voces son las de los acusados. Nasser Amín escucha en silencio desde su asiento, se mesa el cabello sin cesar y agita con desesperación la cabeza. Debo irme antes de que concluya, pero me entero después que el juez ha rechazado dejar a los policías en libertad bajo fianza y ha aplazado el juicio hasta el próximo 6 de mayo.

"Siento que Dios me está apoyando", declara Imad el final de la sesión a AP. "Me filmaron para humillarme. Nunca imaginé que estas mismas imágenes los mandaría a la prisión. Es la justicia divina".

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